¿POR QUE IMPORTA LA IDENTIDAD?

Escrito por Randall Ray Arms el . Publicado en Mis Artículos

¿POR QUÉ IMPORTA LA IDENTIDAD?

por Randall Ray Arms, PAS

Por ser hijo de misioneros, nací en Iquique, Chile. Luego volvimos a EE.UU. y nos reubicamos en el estado Tennesee.  Siguió Long Island, NY donde terminé la secundaria mientras pasaba los veranos trabajando en fundos en el estado natal de mis padres, Iowa. Luego, estudié en la Universidad en Kentucky y al graduarme salí a desarrollar lo que convertimos en la mejor haras de Fina Sangre Inglés (FSI) en todo Centro América y la cuenca del Caribe. Volví a puestos administrativos en las mejores haras de FSI en los estados de Virginia y Kentucky, para luego ser consultor en producción equina a través de gran parte de Latino América, antes de residir en Chile por los últimos 23 años. Con ese espíritu de trotamundo, no puedo decir que tengo un claro sentido de la identidad. Más bien, el tema lo aprecio sólo porque sé lo que se siente no tenerlo como tanto de ustedes, que han tenido el privilegio de experimentarlo de manera tan profunda.

Cuando mi hija se casó contempló seriamente la decisión de adoptar un hijo en vez de tener uno biológico. Era admirable su empatía por todos los niños en el mundo que les hacía falta un hogar, pero no puedo negar que sentí un incómodo vacío al contemplar que una rama genética de mi familia no se proyectaría en el futuro. Por el lado paterno, mi familia regresa a un inmigrante que llegó al puerto de Boston, Massachussets en 1735.  Pero tuve que aceptar que mi vida no le dio a mi hija un ejemplo de tener raíces de identidad y por lo tanto los 283 años de nuestra trayectoria familiar tenía poco significado para ella. Tarde en mi propia vida, me di cuenta lo que importaba el respetar y admirar las generaciones que me antecedían.

Todo este tema, me hizo recordar la tribu Guna que visité en la comarca de San Blas (Guna Yala) en la costa Atlántica de Panamá.  Esta etnia tiene siglos de ocupar 50 islas en un prístino archipiélago compuesto de 365 islas, donde sus reglas tribales no permiten influencia foránea en su sociedad. A pesar de ser la segunda raza humana de estatura más baja y la que tiene la más alta incidencia de albinismo, los intelectualmente dotados Gunas tienen costumbres muy propias. Las mujeres visten con unos coloridos textiles con reversos appliqués llamados “molas”, que simbolizan las plantas y animales de su entorno. Su moneda es el coco de palmera lo cual usan para hacer trueques con naviegos transitorios que anclan ahí periódicamente. Estos mismos barcos son el pasaje para que el 90% de los hombres jóvenes abandonen las islas para conocer gran parte del mundo. No obstante, lo idílico de su primitiva y homogénea comunidad, que es asegurada por obligada pureza genética, se evidencia con el hecho que 80% de los hombres que recorren el planeta, regresan al archipiélago donde aprecian su gran sentido de identidad.

En realidad, la falta de comunicaciones hizo por mucho tiempo que gran parte del mundo mantuvo una homogeneidad genética en sus comunidades.  Al iniciar la domesticación 10.000 años atrás, el hombre pensó que la uniformidad era la única forma de criar especies silvestres. Después de milenios de una creciente cantidad de especies que se prestaron para la domesticación, se fue dando un ejemplo de más multiplicidad en las características, lo cual difería de los animales silvestres originales

Lo notable en la naturaleza era que en las especies silvestres había una gran semejanza en el plantel de machos y hembras.  Esto repercutía en una alta probabilidad de nuevas generaciones con sus mismas características. Sin embargo, los últimos seis milenios de cruda domesticación al azar, resultaron en una cantidad creciente de incertidumbres. Con cada generación nueva que nacía, era claro que los resultados eran progresivamente menos predecibles.

Eventualmente, en el Siglo XIX cuando empezaron a entender los conceptos de la genética Mendeliana, hubo una explosión de mayor conocimiento en la producción animal. A medida que las comunidades humanas realizaban necesidades explícitas para sustentación de su sociedad, había una creciente expectativa de como poder reproducir los animales que mostraban estas características. La era Victoriana vislumbró por primera vez en la humanidad que este objetivo, que hoy día parece obvio, era una realidad posible de implementar. Esta nueva visión de la producción animal vio nacer el concepto racial que acumularía animales similares, que tendrían los mejores atributos para un propósito específico y que lo transmitirían con alto grado de confianza a futuras generaciones.

Rápidamente, en gran parte del mundo se empezó a implementar la creación de razas. Algunas eran simplemente agrupaciones de animales fenotípicamente similares. Otros eran registros formales que contabilizaban la identidad de los animales puros y subsiguientes generaciones tenían que proceder de esos ejemplares en el registro. Otros enumeraban solamente animales que cumplían con los objetivos funcionales y la idea era acumular los mejores ejemplares en una dada funcionalidad, como sea que se proyectaban sus morfologías. Otros buscaban agrupar animales que maximizaban la productividad de bi-productos como textiles, manteca, leche, etc.

Hoy dia la FAO nos dice que en el mundo entero hay 1.515 razas locales de gallinas, 1.157 razas locales de ovejas, 1.024 razas locales de reces y 703 razas locales de caballos. De esas 703 razas de caballos hay alrededor de 300 razas más formales con registros oficialmente formados. Al repasar estas 300 razas a través del mundo, podemos estipular que unas 30 razas se le podría asignar un uso prioritario en trabajos de vaquería. De estas 30 razas: la raza con el registro formal más antiguo; la única raza que no ha tenido influencia de otra raza en su formación; la única raza que no ha usado otra raza para su desarrollo; la raza que tiene el deporte racial vaquero más antiguo del mundo es:

¡nuestro CABALLO CHILENO DE PURA RAZA!  ¿Están captando bien lo que esto significa? ¡Nuestra raza es ÚNICA dentro de las 703 razas internacionales! ¿Cómo no vamos a respetar su derecho a un Campeonato Nacional exclusivamente para el Caballo Chileno?

Si bien el concepto de una pura raza en el caballo ha sido muy prostituido a través de la historia, la gran mayoría de las razas formales de animales domésticos de toda índole trabajan con un registro cerrado, tal cual como lo tienen el Caballo Chileno. Si uno quiere producir animales puros en vacas lecheras, ganado de carne, ovejas de lana y carne, cabras de leche o carne, cerdos y aves de toda naturaleza, la única forma de cumplir con ese estatus de “pura sangre” es que ambos padres estén registrados como tal.

Quizás donde más reconocemos este concepto de pureza es en la especie que domesticamos hace 12 mil años, el mejor amigo del hombre, el perro. Sin embargo, un interés por competencias caninas raciales se dio por primera vez en 1859 en la ciudad de Stafford, Inglaterra.  A medida que la idea se propagó, dio lugar a The Kennel Club of Great Britain, el club canino más antiguo en el mundo fundado en 1873, que reconoce 211 razas caninas puras. Su competencia de más prestigio, el Crufts Dog Show, se viene haciendo todos los años desde 1928.

En 1876 el primer club canino de América (National American Kennel Club) se fundó dando lugar a la gran competencia Westminster Dog Show en 1877 y el libro de registros en 1879. La AKC (American Kennel Club) que se formó posteriormente en 1884 se tornó la organización de más seguidores y reconoció 190 razas. Con el afán de crear razas para un sin número de propósitos útiles para el hombre en el mundo entero, la Federation Cynolocigue Internationales (que compaginó varios clubes caninos a través del mundo en 1911) reconoce que hay 343 razas puras de caninos en el mundo.

Como podemos ver, la importancia de competencias raciales predomina en todas las razas puras de animales domésticos. Igual que todas las demás razas de animales domésticos, las 343 razas de perros tienen competencias raciales para determinar cuáles son los ejemplares más sobresalientes de la raza. En los grupos caninos de trabajadores y pastores, también llevan a cabo competencias raciales para la funcionalidad que justificó su creación. En el caso de los caninos, hay ciertas competencias (las menos) donde los mejores representantes de la raza luego pueden competir contra otros campeones raciales de su grupo canino (hay 8 a 11 grupos según la organización global) y luego los campeones de grupo compiten entre sí, para elegir el mejor representante del “show” (competencia canina).  

Aunque en otras especias no siempre hay opción para los ganadores raciales competir para el campeón global de su especie, lo que está claro es que, en TODA pura raza, lo que nunca hace falta es la competencia racial. Es importante constantemente buscar los mejores representantes raciales, sea en competencias de morfología o funcionalidad, porque al competir contra sus pares están reduciendo la variabilidad de factores genéticos que pueden influir el resultado final. Esto significa que la selección ofrece consecuencias más reveladoras, no solo en los competidores que reciben los premios, pero más importante aún, en los padres de estos que muestran tener la prepotencia de transmitir genes impresionantes para los propósitos de la raza.

Las competencias de grupo, o competencias abiertas a todo representante de la especie, es un interesante espectáculo. No obstante, en competencias juzgadas, el resultado es un premio otorgado por alguien que tiene la muy subjetiva labor de comparar peras y manzanas y eso poco aporta a la selección racial. Difícil sería juzgar una competencia entre campeones ovinos entre las razas Lincoln, Southdown y Landrace Finlandés. Igual de absurdo es tratar de escoger el mejor campeón entre las razas bovinas de Chianina, Scottish Highland y un Azulejo Belga. Sin duda la variedad entretiene, pero poco contribuye a los criadores.

Hay otras competencias abiertas que para efectos prácticos son raciales, debido la amplia superioridad de una raza en un dado momento de la historia agrícola. El Holstein estaría fuera de serie en producción lechera, el Angus en calidad de canales bovinos, el Texel en canales ovinos, el Merino en calidad de lana, el Yorkshire en cualidades maternas porcinas, el Cuarto de Milla en competencias de aparta, el Coli de Frontera para competencias de reunir y traer piños y rebaños y así subsiguientemente, cuando alguna raza tiene un alto grado de superioridad para un objetivo de la especie.

A veces el dominio es TAN superior que las razas nunca salen de las competencias raciales porque realmente es tan poco probable que otra raza le dé que hacer. Esa es la razón que todas las carreras de importancia entre 1000m y 2800m son únicamente para caballos Fina Sangre Inglés (FSI) inscritos. También es la razón que las carreras de primer nivel sobre 1600m para caballos trotones son exclusivamente para los caballos inscritos de la raza Trotador Americano. En canódromos, donde corren carreras caninas entre 210m a 1100m, la única raza utilizada es el Galgo inscrito.  Estas razas, de tal grado de potestad funcional, casi siempre tienen un origen muy antiguo que ofrece mucho tiempo de selección para metas determinadas. Los FSI han participado en carreras de hipódromos americanos desde 1665 y carreras organizadas raciales empezaron junto con el Stud Book en 1868.  Las carreras de trotones en hipódromos existen desde el principio del siglo XIX, pero carreras raciales tienen su origen en 1871.  El primer canódromo construido en América fue en 1919 y el International Greyhound Racing Association se formo en 1926.

Como podemos ver hay muchas razones para conservar la identidad a través de competencias raciales.

1Los enlaces genealógicos a través de una cadena de generaciones sucesivas dentro de una familia es algo que tiene un valor intrínseco en todo criador que estudia y honra la descendencia de sus caballos. La raza del Caballo Chileno comenzó hace 475 años en tierras que llegaron a llamar Chile. A pesar de que aún no se formalizaba como raza, por 307 años se fue moldeando dentro la geografía, topografía, política, cultura y clima de nuestro territorio, sin influencia de otras razas. El caballo de Chile fue mucho más que un animal servicial. Más bien ha sido un protagonista en el desarrollo del reyno, la colonia y la república que merece su puesto en el escudo chileno.

2. Cuando el apego a lo que queremos viene de un acervo genético acotado, tenemos una mucho más pronunciada identidad para apreciar y proteger. En 1925, la pequeña población de nativos americanos Gunas se atrevieron levantar en armas contra el desproporcionado poder de la República de Panamá, porque no le respetaron sus costumbres y tradicional estilo de vida. La uniformidad de su sociedad, costumbres e incluso fisionomía de los Gunas, se prestó para que el sentido de identidad fuese un papel muy importante en la definición de su felicidad.

De igual manera, puede haber animales brutos presentes por varias generaciones en una familia, pero se estiman mucho más los animales purasangres que tienen 12 a 15 generaciones de antecesores conocidos, muchos de gran renombre por méritos puesto a prueba en competencias raciales. Las múltiples características comunes en los purasangres, hace que las  diferencias que distinguen animales superiores a la norma, sea algo muy valorizado para el progreso de esta población de abundantes vínculos.

3. En el siglo XIX los conocimientos genéticos nos dieron a entender el valor de acumular animales con genealogías y características fenotípicas similares. Bajo un solo registro, se aseguraba la propagación de genes deseables que incrementaban la posibilidad de transmitir las características valiosas que representaban las razas, de una generación en otra, con un paulatino mejoramiento. Esta realización, que no solo era importante acumular animales parecidos por sus características externas, ya que igual de importante era tener mucha similitud genética para obtener un resultado más predecible, revolucionó la producción animal.

Algunas “razas” caballares tienen una gran diversidad de características fenotípicas que intentan representarlos ante una muy débil consonancia. Otras razas caballares han pasado por diversos modelos deseados de morfología en su trayecto como “raza”, creando un acervo genético extremadamente amplio. 

El Caballo Chileno pone la vara muy alta a nivel internacional porque por siglos su expresión anatómica se definió por su trayectoria en Chile central.  A eso se suma que los criadores se han mantenido celosamente enfocados en no desviarse de estándares definidos, mostrando campeones de exposiciones con una envidiable similitud a través de más de un siglo. Además, fuimos la primera raza vaquera de la América que se percató de la utilidad de un registro de pura raza y la única raza de un origen totalmente autóctono y sin influencia de otras razas en su desarrollo. A eso hay que agregar que el Caballo Chileno de Pura Raza dio a nacer el deporte vaquero racial organizado más antiguo del mundo, si se toma en cuenta la continuidad de este hasta el presente.  

Si antes teníamos razón de sentir orgullo por la continuidad generacional del desarrollo de un tipo de caballo en nuestro territorio que fue crucial en descubrimientos, establecimientos, servicios múltiples de la sociedad y gran labor bélica en la formación y defensa de la República; ahora la honra de cumplir con ser la primera raza inscrita de Latinoamérica, lo pone en un podio inigualable que sería un pecado deshonrar en competencias contaminadas con caballos no inscritos.

4. Como en todas las razas pura sangre, las competencias raciales son un requisito infalible. No todos los purasangres, necesariamente tiene competencias contra otras razas de su especie, pero ninguna falla en tener competencias raciales. Es un concepto básico en la crianza de cualquier producción de animales puros, que los mismos se midan contra sus pares, para cada generación ir perfeccionando la raza en relación con sus propósitos. Estas competencias son las más significativas para el alto estándar que se busca en una raza pura y siempre debe ser el cimiento de todos los certámenes.

Por otro lado, no importa si la mira es ser Miss Universo, ganador del Clásico Latinoamericano, la mejor canción de Viña, o un campeón olímpico, también hay que pasar previamente por los pre-requisitos de títulos nacionales.  Por lo tanto, aunque el Rodeo Chileno llegue a ser un deporte internacional (lo cual es muy difícil que suceda, afuera de pequeñas regiones limítrofes con mucha influencia chilena) nuestro Campeonato Nacional es un paso obligatorio que no se puede obviar.

Que nuestro Campeonato Nacional de Rodeo Chileno sea uno de los campeonatos vaqueros raciales más antiguos del mundo, demuestra el gran acierto de nuestros criadores de Caballos Chilenos que originaron el concepto en 1949.  Que luego establecieron el requisito racial en los estatutos originales de la organización deportiva (FEROCHI), muestra un claro entendimiento del concepto básico que define toda raza pura de las especies domésticas, ni hablar de las razas equinas de acolado prestigio. El hecho que Chile tiene un Campeonato Nacional racial por tantos años es una razón adicional que coloca el Caballo Chileno dentro de las razas más prestigiosas del mundo. Nuestros antepasados demoraron más de medio siglo para entregarnos este legado. ¡Ahora una falta total de conocimientos y estima por los requerimientos de una raza pura y su deporte racial, intenta tirar por el suelo un tesoro nacional en tan solo un par de años

5. Al crear esta disciplina vaquera autóctona, que origina como un evento rural para espectadores hace más de siglo y medio, los pioneros del rodeo fueron reglamentando la competencia tanto como la vestimenta y atuendo del competidor. Muchos años después que la mayoría de estas normas ya estaban en práctica, definieron el Rodeo Chileno como deporte, así apegándose más aún a la formalidad de las normas deportivas que deben ser reglamentadas.       

Al igual que todos los deportes formales, de donde sea es su origen, se exige una presentación de los competidores que se acopla al origen del deporte, que es dictaminado por los entes tutores del mismo. Por lo tanto, si compites en dressage olímpico, polo, salto de estadio, aparta, cross country, reining, etc. cada disciplina competitiva de un deporte establecido tiene su vestimenta requerida. No así, en  eventos de exhibición que pueden ser igual de formal, pero con atuendos propios de cada institución. Los deportes reconocidos como basketball, beisball, balonpie (futbol), football americano, artes marciales, gimnasia, esgrima, etc. todos tienen su menester para la forma de vestirse, irrespectivo de donde o quien es el que practique ese deporte.

Cuando hay un factor cultural entrelazado con el deporte, el vestuario es más importante aún, porque deja de ser solo un factor práctico y además transmite un mensaje histórico importante. De igual manera, todos los bailes formales y bailes típicos tienen una manera de vestir auténtica que es representativo de la cultura que los engendró. Las competencias de baile de salón muestran estas diferencias claramente. La atención al detalle del atavío no puede ser más prioritario que en la disciplina de las competencias de bailes folklóricos. De hecho, cómo se visten es tan importante como los pasos fidedignos de la coreografía. Como el Rodeo Chileno termina en un baile, el atuendo típico está doblemente justificado.

Nuestro deporte del Rodeo Chileno se creo en base a una labor de campo que se volvió un evento festejo en el año. De tantas personas que trataron de impresionar con las aptitudes de sus binomios, la hazaña se convirtió en una pasión que empezó a ser un evento concurrido. Por lo tanto, el Rodeo Chileno empezó como una destreza con enlaces culturales del ámbito rural de Chile. Cuando se formalizó, su atuendo consolidó su relación con el agro chileno, qué si bien tenía a su alcance una amplia gama de formas de verse, se determinó una muy elegante en particular y así cumplió con las reglamentaciones de un deporte. Nuestro deporte es uno solo, aquí y en la China. Es una disciplina racial llevada a cabo en Caballos Chilenos inscritos, con atuendos típicos del huaso. Al igual que todos los deportes antiguos establecidos, donde sea y quien sea que lo practica, deben honrar las reglas formales que así lo definen.

6. Por último, hay que preguntar si el Rodeo Chileno también merece ser racial porque es una raza pura que ha sido seleccionada por tanto tiempo para esta disciplina que avasalla toda otra alternativa en su ejecución. Así como el Fina Sangre Inglés, el Trotador Americano y el Galgo solo compiten contra ejemplares inscritos de su raza por la gran superioridad que tienen esas razas, uno puede hacer el caso que no hay otra raza más seleccionada para el Rodeo Chileno que el Caballo Chileno. 

Al igual que estas otras razas que son superiores para su funcionalidad, no aceptarían nunca la participación de ejemplares no inscritos  por “tener algo de la sangre” de razas inscritas, es un tremendo desprestigio que permitamos que caballos no inscritos entren a la medialuna de rodeos oficiales de nuestra raza pura. Que los jinetes foráneos no se apeguen a los Reglamentos y Estatutos Generales  dlas Corridas de Vacas al no presentarse en la vestimenta huasa, es un desacato mayor aún. El permitir esta tergiversación después de 57 años de formalidad como deporte oficial de la raza vaquera con el registro más antiguo del mundo y que esta argucia se presente durante un evento de tal notoriedad como un Campeonato Nacional, mientras se mira en menos un evento cultural que personifica las tradiciones que delinean su origen, realmente es agraviar lo que tantos años y generaciones se han requerido para llegar al influjo vaquero internacional actual. 

Cuando caballos no inscritos pisan las medialunas oficiales con jinetes sin el atuendo huaso, es una falta de respeto al país que nombró el Caballo Chileno Monumento Natural Nacional.

Es una falta de respeto al deporte vaquero racial más antiguo con un ascendiente renombre.  

Es una falta de respeto a las tradiciones típicas que se fueron tejiendo a través de los siglos de cultura criolla sagrada.

Pero, ante todo, es una falta de respeto a todos los huasos que tienen casi seis décadas de estar cumpliendo con todos los reglamentos.

Si bien, el Rodeo Chileno es un deporte con ordenanza, también se tienen que respetar por encarnar la vida en el entorno agropecuario de Chile.  ¡Eso es una IDENTIDAD nacional de todo chileno, aunque sea con un trocito de huaso, que ampara desenfrenadamente dentro de su alma!

Hasta la próxima,

Randall                                                                                        RRA/rra 28/02/2018